Nuestra Filosofia Pastoral cree en la urgente necesidad de preparar espiritual, moral y éticamente a la generación relevante, con el propósito de que ésta pueda continuar con la “Misión de Dios,” con la mayor responsabilidad posible, y que a su vez entiendan, que el fin último de la vida evangélica consiste en asegurarse de que sus “nombres queden escritos en el libro de la vida.
Por esta razón, en nuestra agenda ministerial, la Educación Cristiana juega un papel fundamental. A partir de esta convicción, nos hemos dado a la tarea de resolver tres preguntas, las cuales nos han orientado a cómo crear un programa bien estructurado e intencionado, el cual nos va a ayudar a “tejer espiritualmente las vidas de las personas en diálogo con la Escritura.” Estas preguntas son: El por qué. Este nos invita a que bosquejemos los propósitos y los objetivos de dicha educación. El cómo. El nos ha señalado a que enunciemos el programa que vamos a usar, para poder lograr los objetivos y propósitos declarados. El qué. Este nos ha obligado a que se definan las tareas a realizar,. Es decir, todo lo que tiene que ver, con el material y el personal docente que se involucrará en dicha tarea.
En síntesis, nuestra visión, consiste en ganar, afirmar, formar y comisionar a la generación relevante, desde los 0 a los 17 años, para después proyectarlos en nuestra misión , la cual consiste en que salgan a ganar, afirmar, formar y comisionar personas discípulas, con el fin último, de que se aseguren, que sus “nombres queden escritos en el libro de la vida.”

JUSTIFICACION

Esta estrategia nace a raíz de varias realidades que ningún movimiento evangélico, sin importar su apellido denominacional puede obviar.
Señalaremos sólo dos de ellos:

1. El éxodo de la Juventud:
¿Sabia usted que aproximadamente el 85% al 90% de los niños/as que nacen dentro de un hogar evangélico, y que fueron presentados al Señor, y una gran mayoría bautizados, abandonaron su fe, entre los 16 y 18 años de edad? Los interrogantes que surgen, serían: ¿Por qué? ¿En qué fallamos como: Pastores, líderes y padres? ¿Cómo es posible, que un niño/a que pasó casi 18 años en una congregación local, termine desertando y huyendo del Evangelio? ¿Qué hicimos de menos o de más?

2. El analfabetismo teológico - doctrinal:
Cuando observamos los niños/as de nuestras congregaciones se puede observar que muchos de ellos y ellas no saben cosas tan elementales como: Cuántos libros tiene la Biblia o no pueden articular las doctrinas básicas de nuestra fe, ni mucho menos pueden orar por un enfermo, porque no saben cómo hacerlo, entre alguna cosas más. Lo anterior debe levantar nuestra alarmas, y por lo menos preguntarnos: ¿por qué? y ¿de quién es la culpa? A esta altura, se podría subrayar, lo relevante que sería el observar a aquellos grupos que viven al margen de ciertos gobiernos, como las FARC en Colombia o los Talibanes en el medio oriente o el comunismo en Cuba, entre otros grupos, con el fin de aprender de ellos, la manera cómo reclutan a niños y niñas entre los 8 años y los 12 años de edad, y a la vuelta de un año ya están bien adoctrinados a tal punto que están dispuestos y dispuestas a entregar sus vidas hasta la muerte si es el caso, por una causa sin sentido. ¿Será que nuestros niños y niñas estarán listos y listas para entregar sus vidas por la causa de Cristo y su fe?